Por James Fredy Bernal Peña
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“よろしくお願いします” Yoroshiku onegaishimasu
Estimados hermanos alzados en pluma y tinta, sean todos bienvenidos a esta cofradía.
Hoy comenzamos una nueva etapa: la década de 1990. Así que, mis queridos compañeros, júntense al calor del fuego de las palabras y dejémonos llevar una vez más por este apasionante mundo del anime y el manga.
Acomódense que nos fuimos.
La década de 1990 fue un período fundamental para el anime y el manga, marcando una transición entre la era clásica y la modernización de la industria. Tras el auge de los tres grandes padres de este arte las cosas comenzaron a tomar otro rumbo, pues el alcance ya no solo le limitaba a Japón.
En los 70s y 80s comenzaron a llegar algunos animes al resto del mundo, con géneros llamativos como el mecha (léase: Meca). Si bien también llegaron otros géneros, quiero tomar este en particular, ya que la ciencia ficción ayudó en gran medida a que el anime se diera a conocer y le tomara la delantera, en cierta medida, a los sistemas de animación que se daban a la par, sobre todo en América. El mecha fue un género muy publicitado en los países de occidente y se convirtió en el abrebocas y lo que terminaría por revolucionar la industria.
El realce definitivo en la parte visual y el aspecto literario, en la década de los 90, permitió que se concibiera en una misma línea de tiempo el desarrollo de una historia central y la evolución de los personajes. Es decir que fue en este periodo donde por primera vez podemos apreciar el manejo de la trama general de la obra en paralelo a la trama específica de todos los personajes.
Durante estos años, surgieron obras que redefinieron la industria, consolidaron géneros y ampliaron la audiencia tanto en Japón como a nivel internacional.
Tomando de fondo el contexto de modernización y globalización en el mundo entero, podemos decir que las distancias se acortaron, llegando el anime y el manga a públicos numerosos, lejos del escenario japonés, lo cual fue el semillero perfecto para dar rienda suelta a toda clase de delirios literarios (muy poco conocidos para el mundo occidental), pero que dejaron su huella en el arte visual. Es decir, mientras que Japón comenzó a especializarse en los escritos y se publicaron las primeras obras netamente literarias (aquí conocidas como novela ligera) el resto del mundo recibió el impacto de manera gráfica, pues con la llegada de la tecnología comenzó la transformación del anime.
La llegada de la animación digital y la mejora en la distribución internacional permitieron que las producciones japonesas alcanzarán nuevos mercados. Además, la industria del manga vivió un auge, con revistas de publicación masiva como Shonen Jump, Shonen Magazine y Shonen Sunday que alcanzaron cifras récord de ventas.
En términos narrativos, la experimentación se convirtió en una norma, y el anime y el manga comenzaron a explorar temáticas más maduras, filosóficas y psicológicas, lo que permitió atraer a un público más amplio y diverso.

Deamond, CC BY-SA 3.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0>, via Wikimedia
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Dragon Ball Z (1989-1996): Aunque comenzó en los 80, su popularidad explotó en los 90, estableciendo el estándar del shonen de acción con combates épicos, transformaciones y una estructura narrativa basada en el crecimiento del héroe.
Aunque es una serie distópica y la historia se deriva de las aventuras del rey mono, es de vital importancia señalar que su creador se apersonó de la estructura del Bushido en todo su esplendor. Además, fue la primera serie en incorporar un equipo dedicado a la física de su propio universo, lo cual dio piso firme a la historia.
Sailor Moon (1992-1997): creado por Naoko Takeuchi, este anime redefinió el género magical girl con su combinación de acción, romance y heroísmo femenino. Nada más salido de contexto y refrescante para la época que una heroína guiando los destinos de la tierra y, por qué no, del universo mismo. Aquí el personaje central trata de equilibrar su vida propia mientras se debate entre el giri-ninjo.
Debemos dar una mención especial a este anime, pues es la primera vez que vemos un personaje femenino enfrentando el riesgo y las vicisitudes de su propio camino del guerrero.
Rurouni Kenshin (1994-1999) creado por Nobuhiro Watsuki, mezcla acción, historia y drama con un protagonista icónico en la figura de Kenshin Himura.
Basado en hechos históricos de la Era Meiji, nos muestra personajes que tienen vida propia en medio de un contexto social complejo. Además, tiene una narrativa literaria lineal en medio de un universo cerrado que entrecruza la trama general con las tramas y los deseos individuales.
Este anime es el reflejo de cómo la literatura actúa profundamente en el mundo del anime y del manga.
Pokémon (1997 – presente): basado en los videojuegos de Nintendo, este anime inició un fenómeno mediático que trascendió la televisión y el manga, influyendo en generaciones enteras de fanáticos.
Dejamos de lado el mercado exclusivo del anime y manga, para recibir una nueva apuesta, ya que no hablamos de un autor, sino que esta vez es una empresa la que se une a la apuesta de la creación de un producto y, partiendo de allí, recrea todo un universo fantástico enfocado a las ventas. Sin lugar a duda un éxito comercial.
Neon Genesis Evangelion (1995-1996): creado por Hideaki Anno y producido por Gainax, este anime revolucionó el género mecha al introducir un enfoque psicológico profundo y una narrativa compleja. Evangelion no sólo redefinió el anime de robots gigantes, sino que también estableció un estándar narrativo que influiría en muchas producciones posteriores.
Es importante recalcar que, aunque este anime tiene como objetivo mostrar sin tapujos lo que sucede tras bastidores para los personajes que encarnan un anime, suele tomar elemento de Leiji Matsumoto y los ajusta con creces, creando un universo alterno donde los personajes tienen el deseo de continuar con su vida, tratando de dejar de lado la sociedad que les exige.
Cowboy Bebop (1998-1999): dirigido por Shinichiro Watanabe y producido por Sunrise, Cowboy Bebop combinó ciencia ficción, western y jazz en una historia madura y melancólica. Su animación, banda sonora y personajes multidimensionales la convirtieron en una de las series más influyentes de la historia.
El trabajo de preproducción de este anime tomó dos años. Se involucraron más de cuarenta personas en la dirección, estética, arte y música. Fue pionera en la creación de un universo cerrado en un ciclo del espacio tiempo.
Con personajes individuales y llenos de matices, logró ser una de las mejores óperas espaciales del anime.
La narrativa literaria es lineal, pero no desconoce la profundidad de sus personajes, construyendo realidades y pasados que hacen que cada quien tenga una línea definida, existiendo y alterando el universo de la trama general.

Sunrise, Public domain, via Wikimedia Commons
He dejado estos dos para el final, ya que sus narrativas abordan una mirada fría y compleja, desarrollando otro estilo de narración y descripción literaria.
Berserk (1997): basado en el manga de Kentaro Miura, su adaptación al anime destacó por su crudeza, narrativa trágica y exploración de la oscuridad humana.
Serial Experiments Lain (1998): un anime que exploró la identidad, la tecnología y la conciencia, adelantándose a su tiempo en términos de narrativa y profundidad filosófica.
Con una notable internacionalización durante los años 90, el anime empezó a expandirse masivamente en occidente gracias a canales como Cartoon Network, Fox Kids y Locomotion. Franquicias como Dragon Ball Z, Pokémon y Sailor Moon ayudaron a consolidar el anime como un fenómeno global.
Y es en este momento donde se añade un componente adicional a las historias, con la aparición del anime en formato OVA y el auge de películas: Las Original Video Animations (OVA) permitieron explorar tramas más complejas sin las restricciones de la televisión. Por otro lado, películas como Ghost in the Shell (1995) y La Princesa Mononoke (1997) elevaron el prestigio del anime en el cine internacional. Gracias al conjunto de la evolución en la narrativa y la animación, el escritor pudo profundizar en el desarrollo psicológico de los personajes y la exploración de temáticas filosóficas. La animación, por su parte, empezó a beneficiarse de herramientas digitales, aunque sin dejar de lado las técnicas tradicionales.
Estudios clave como Gainax, Madhouse, Sunrise y Studio Ghibli establecieron su legado con producciones de gran impacto.

Mis queridos lectores, vamos llegando al final de esta osada carrera en la que nos venimos regocijando hace ya varios meses; pero no me quiero ir sin decirles que la literatura de la época influyó fuertemente en el anime de los 90, lo que llevó a la exploración de temas como:
Identidad y Existencialismo: Obras como Neon Genesis Evangelion (1995) se inspiraron en la filosofía de Kierkegaard y Sartre, así como en la teología judeocristiana para construir un relato sobre la angustia existencial y la lucha interna de los personajes.
Destino y Fatalismo: Berserk (1997) toma elementos de la tragedia griega y la épica medieval para narrar la lucha de Guts contra el destino, reflejando estructuras narrativas similares a las de la Ilíada o Macbeth.
El postmodernismo y la fragmentación de la realidad: Animes como Serial Experiments Lain (1998) juegan con la percepción de la realidad de una manera similar a la literatura posmoderna, evocando autores como Philip K. Dick o William Gibson.
Y esto llevó a la construcción de personajes en los que por primera vez se exploró la profundidad psicológica individual, dejando de lado a la sociedad y centrándose en el individuo.
Los protagonistas del anime de los 90 se alejaron del arquetipo heroico clásico para ser más introspectivos y complejos:
El héroe trágico: En Cowboy Bebop (1998), Spike Spiegel es una reinterpretación del ronin y el antihéroe noir, con una narrativa que remite a las novelas hard-boiled de Raymond Chandler.
El antihéroe filosófico: En Trigun (1998), Vash la Estampida representa un héroe pacifista en un mundo violento, recordando a figuras literarias como el príncipe Mishkin de El idiota de Dostoyevski.
El doble y la fragmentación de la identidad: Perfect Blue (1997), basado en la novela Paprika de Yasutaka Tsutsui, aborda la desintegración psicológica de su protagonista en una estructura similar a la literatura de suspenso psicológico.

Dbascones, CC BY-SA 4.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0>, via Wikimedia
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Además estos cambios permitieron que los escritores dieran vuelcos a las estructuras narrativas experimentando y a su vez desafiando las convenciones narrativas tradicionales:
Uso de finales abiertos y alegóricos: Neon Genesis Evangelion y Serial Experiments Lain emplearon técnicas narrativas propias de la literatura existencialista y experimental.
Narrativas episódicas y estructura de antología: Cowboy Bebop y Trigun adoptaron una narrativa fragmentada, similar a la de la literatura pulp y las colecciones de relatos cortos.
Metaficción y rompimiento de la cuarta pared: Algunas obras como Revolutionary Girl Utena (1997) juegan con símbolos y narraciones no lineales que recuerdan a la literatura posmoderna.
Las influencias literarias directas del occidente se fueron mezclando con los matices tradicionales nipones, comenzando a tener relación directa en obras literarias:
- The Big O (1999) toma elementos de 1984 de George Orwell y El proceso de Kafka.
- Ghost in the Shell (1995) bebe de Neuromante de William Gibson y las obras de Arthur C. Clarke.
- Berserk toma influencias de la Divina Comedia de Dante y la Epopeya de Gilgamesh.
Creo que es hora de detenernos una vez más, hasta aquí este hermoso paisaje de la década de los noventa.
Espero que este camino les lleve por el sendero del Bushido y su propio camino del guerrero. Como siempre me despido enviándoles un fuerte abrazo, que la energía de mis ancestros y los samuráis iluminen su camino. Nos veremos muy pronto para seguir este sendero juntos.
Me despido, solo por ahora, deseándoles el bien.
Quien los quiere,
James “Sagara” Bernalpeña.
*Créditos imagen principal: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Tokyo_Anime_Center_20160211.JPG
BreakdownDiode, CC BY-SA 4.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0>, via
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