LiteraturaReflexiones

Tus reproches

Por Andrés Felipe Giraldo L.

Me reprochas porque no te escribo y debo admitir con vergüenza que tienes razón. Por eso hoy soltaré a la política de la pluma para responder a tus reproches que no son más que un recordatorio amoroso de lo que somos, este desafío diario para que el futuro no nos alcance jamás, este eterno presente que vivimos cada mañana al despertar para saber que aunque vivimos un sueño, no estamos soñando.

Perdóname. Perdóname por no dedicarte letras cuando las mereces más que nadie. Cuando sé que lees mis textos aunque no sean para ti, cuando sé que has repasado párrafadas de mi pasado solo para conocerme un poco más, para espiarme detrás de las rendijas que dejan entrever mis dolores que quedaron plasmados en papel, y que hoy curas con paciencia y amor, a cambio de poco, a cambio de que corresponda tus miradas con miradas y tus caricias con caricias. 

Tus reproches son silenciosos porque me los haces con miradas. Cuando se empañan tus gafas sé que una espina se clavó en alguna parte de tu corazón por algo que hice o dije. También aprendí a leerte yo a ti. Y entro en pánico cuando tus ojos se inundan porque verlos desbordarse es un reproche tuyo que no habla, un puchero de bebé que me destroza, un lapso en el que nuestras almas se alejan por segundos que son siglos mientras que tus manos sueltan las mías.

Entiendo tus reproches como un llamado a la paz que siempre me ha sido tan esquiva. Pides poco y sin embargo se me olvida. Reclamas poco y sin embargo no te atiendo. Exiges nada y sin embargo no me esfuerzo. Por eso dejo que mis dedos hoy hagan esta oda a tus reproches que merecen toda mi atención, que se guardan como cosas viejas en un cuarto oscuro que está a reventar y que ya debo limpiar. Por eso repróchame sin miedo que necesito urgente que me recuerdes que bello es ser amado, importarle a alguien, saber que tu ausencia será un vacío inmenso en el universo de alguien. Repróchame para saber que estás ahí, que te duele mi indiferencia, que mi amor también existe y que lo mereces porque te lo has ganado cada día cuando me levantas de la cama y del precipicio en el que se había convertido mi vida antes de ti.

Perdóname por mis silencios inexplicables, por mis caras largas que arrastran preocupaciones que ni te he contado, por mis suspiros sonoros que te hacen creer que algo hiciste o que algo hice. Perdóname por no bajar a tiempo este mazacote que se me hace en la gargante cuando la incertidumbre se hace espesa entre un pasado que aún no termino de descifrar y un futuro que se me enreda. Perdóname por sostener mi mirada perdida en el horizonte como si esquivara tus ojos que me buscan para darme un poco de consuelo. No creas que no te veo. Simplemente no entra la luz por mis pupilas aunque tenga los ojos abiertos porque la oscuridad me invade y tú lo sabes. 

Tus reproches me han hecho una mejor persona porque sí los entiendo, aunque me demore y aunque me cueste. Cada palabra tuya habita en mi mente hasta que mi razón le da el cauce de la sensatez, porque también eso le has dado a mi vida. Entonces, repróchame mujer, que ahora entre los dos tendremos que construir una forma de amar diferente, una forma de amar de días largos y de noches cortas, una forma de amar que tiene alma, corazón y mente, que nos necesita juntos, fuertes y entregados, porque lo que antes llamaban destino ahora depende de nosotros. No podemos fallar. No debemos fallar.  Necesito tus reproches porque ahí están las herramientas que me das para avanzar firme y afianzado en ti. No es fácil lo que viene y tampoco es fácil lo que hemos pasado.

Encajas en mí haciéndote a mi forma. Cuando te abrazo en las noches y mi brazo pasa por debajo de tu cuello te acomodas para que seamos uno y descansar. Descansar contigo es un verbo que por fin puedo conjugar. Me das paz aunque yo te la quite. Me das fuerza aunque me tengas que levantar. Me das brios conteniendo mi ira. Es hora de decirte que casi siempre tienes razón y que me ha faltado gallardía para concedértela, quizás por orgullo, quizás porque soy un viejo terco que cree que los años le dieron sabiduría cuando no me han dado más que resabios, achaques y olvidos.

Reprochame tú, amor, porque ahora a nadie más escucho. En tus reproches están las instrucciones para superar los días que me ahogan porque soy torpe para sobrevivir, como si fuera un naufrago sin orillas, y tú me has sabido marcar el rumbo para llegar hasta ti. Solo de ti encuentro calma cuando me pides que me calme. Solo a ti te creo cuando dices que todo va a estar bien. Por eso no me importa si me reprochas, porque tu lenguaje se me hace claro y comprendo cada palabra que da las luces a un camino que se me hacía oscuro. Ahora no solo sé por dónde ir, sino que amo ir contigo, amo recorrer este camino que se llama familia, amo que sea contigo con quien llegará ese corazón, esa alma, esa mente y esa vida que vamos a cuidar, que vamos a proteger, que vamos a amar.

Repróchame todo, mi amor, menos que no recuerde que es el día de la madre y que este es el camino que hemos decidido juntos, con total convicción y una ilusión que le da la vuelta a este planeta. Dame el honor de ser el padre de tu hija, de ser tu esposo, de ser un nosotros completo con mis hijos que llenan las habitaciones de ese lugar que vacío no es más que una casa, pero que con nosotros se llama hogar.  Repróchame todo pero no dudes de mi amor aunque no lo escriba con palitos en la arena de la playa o en la corteza de un árbol que se deje lastimar. Repróchame porque mis escritos son ausencia para ti. No tengo más excusa que la incapacidad de lograr la perfección que te define.

Tus reproches son necesarios en este momento en el que es imprescindible que mis raíces sean fuertes y mis frutos potentes, porque debo cobijar con una sombra fresca este refugio de amor que hemos construido juntos. Por eso repróchame sin miedo, amor, que nuestra hija necesita mis ojos bien abiertos y mis brazos bien firmes para que el mundo nos sea más liviano a todos los que hemos asumido este reto lindo de hacernos familia. Repróchame tú, que lo único que anhelo es que seas lo último que yo vea en este mundo. De acá hasta el final.

Feliz día de la madre, mi amor.

Comment here